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—Lo que sucedió no es más que el resultado de un error. Es como tratar de llevar consigo un corazón y medio — Me respondió.

¿Qué?

—¿Qué se supone que es un corazón y medio?—Pregunté.

—Ya sabes, eso de "ser amado".—Explicó como si fuera obvio y poca cosa. Yo solo reí.

—¿En qué se relaciona ser amado con cargar un corazón y medio?

Sostuvo mi mirada mientras formulaba su respuesta, parecía estar buscando como explicarle a un niño pequeño sobre amor y abejas sin confundirlo.

—Cuando aman, las personas entregan una parte de ellos ¿de acuerdo? Nadie suelta una bomba como esa sin buscar enlazarse —hizo un raro gesto de los suyos y siguió—, nadie sabe qué carga representa un corazón y medio hasta que es demasiado tarde. Lo tienes, lo sientes, quieres corresponder y entregarle un pedazo del tuyo pero no puedes. Tratas de ser lo mejor de ti y complacer a esta persona, es decir, después de todo tú tienes la mitad de su corazón y todos sabemos lo jodidamente importante que es tener un corazón. Pero se hace una carga, tratar de no romper un corazón se hace una carga horriblemente tediosa y empiezas a preguntarte cómo es que terminaste en esa situación.

La vida se hace un poco miserable, sientes esa extraña opresión en el pecho que es propia de cuándo no te sientes tú mismo y no sabes que hacer para devolver el sobrante. No es fácil, aunque te esfuerces, nadie está preparado para cargar con un corazón y medio.

—¿Hablas de amor no correspondido?— pregunté sin poder esconder mi indignación, nada de lo que sucedió fue por amor no correspondido.

—¡Maldición! ¿puedes dejarme terminar? Piensas todo mal.

Su tono de voz provocó que varías parejas cerca de nuestra mesa giraran sin disimulo para observarnos discutir.

—¿Entonces en qué debo pensar? Me hablas de tener mi corazón y el de alguien más.—En solo diez minutos este chico había logrado confundirme y desesperarme por seguirle el hilo a la conversación.

Durante años ha tenido siempre el mismo efecto en mi.

—En preocupación; piensa en lo horrible que debe ser entregarle la mitad de ti a alguien y no saber si lo va a cuidar o amar, no sabes si lo va a dejar olvidado en alguna parte de la ciudad.— Dijo realmente consternado, como si estuviese pensando en su propia mitad.

—¿Cómo se previene?— por primera vez pareció mirarme como lo que era; una casi amiga buscando su consuelo. Y sonrió abiertamente.

—Dando. Tu puedes liberarte de un corazón y medio dando la mitad del tuyo a quien creas que lo merezca, no podemos sobrecargarnos o estallaremos. Debemos de tener un equilibrio, es decir, cuando amas, esperas ciertas cosas o actitudes de dicha persona, llámalo "expectativas", por eso, cuando te aman, no quieres un corazón roto pero tampoco quieres tener esa responsabilidad, y parece no ser opcional decidir quiénes nos aman o no. Cuando se tiene un corazón y medio es recomendable dar la mitad del propio para volver a tener uno solo.

Pasamos varios minutos en silencio, pero me rendí y suspiré.

—Eso no tiene sentido—confesé.

Él solo me miró como si mi repuesta le provocara gracia y ternura al mismo tiempo.

—No debe tenerlo, es un sentimiento, no se explican. Solo se sienten.—Dijo—. Es cuestión de amor.

—Estas tratando de confundirme. Eres un jodido loco.

—Y tú una jodida estúpida.—Sin embargo, ni él ni yo nos encontrábamos ofendidos.

Después de todo, si creo que tiene algo de razón. Así que continuamos sentados en aquel oscuro sitio en el café, donde el tiempo parecía detenerse, hasta que se nos acabaron las ideas.

Dicen que los niños pueden aprender de sexo a cualquier edad."